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No escuchó la voz del Señor
ni aceptó ser corregida;
no confió en él;
no recurrió a su Dios.
Sus jefes son como leones que rugen;
sus jueces, como lobos del desierto
que no dejan ni un hueso para la mañana.
Sus profetas son insolentes, traidores;
sus sacerdotes profanan el santuario
y violan la ley del Señor.

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